Telefonía en la nube
Diego Betancor, cofundador de Telefácil, habla en este artículo sobre la evolución de los servicios en la nube y nos desgrana sus ventajas y desventajas.
El padre de un amigo tiene una finca dentro del espacio natural protegido de Bandama, en Gran Canaria. El lugar es precioso al que sólo se puede acceder a través de un camino de tierra. Los cables eléctricos no llegan y tienen un motor-generador muy ruidoso que encienden ocasionalmente. En esta finca son productores de electricidad. A mi casa sí que llegan los cables eléctricos y es Endesa quien produce la electricidad unos kilómetros más abajo. Si no fuera porque siempre ha sido así, diríamos que mi electricidad es producida en “la nube”.
Exactamente este es el caso con los nuevos servicios cloud de telefonía y computación: son producidos en un centro especializado, normalmente muy lejos, seguramente en Irlanda o en EEUU, pero también pudieran estar en Madrid para servicios ofrecidos en España.
Si usted no sabe lo que es “en la nube” piense en Gmail: el ratón, teclado y pantalla están delante de usted, pero todo se trabaja en los servidores de Google. Maps es lo mismo, de hecho todo Google es una gran plataforma de servicios en la nube, más conocido como Software as a Service (SaaS), que es una modalidad. La otra es el alquiler de servidores virtuales en centros de datos externos. Piense en el alquiler de su servidor de página web, aunque el caso más importante es el AWS de Amazon. En la telefonía se ha pasado de tener un fax o una centralita telefónica a tenerlos virtuales, manteniendo en la oficina solo los terminales de teléfono, que pueden ser (aunque no necesariamente) de Voz sobre IP. Una ventaja de estos servicios es que la “oficina” puede ser dispersa, con extensiones en diferentes locales o casas particulares de empleados que teletrabajan.
Al principio de la informática, ésta estaba en la nube, en grandes computadoras IBM o Digital que se alojaban en los sótanos de importantes universidades o empresas. El tiempo de uso de estos ordenadores era muy caro y los usuarios accedían a través de terminales (en un principio tarjetas perforadas) con una interfaz de usuario muy carente. Compuserve ofrecía servicios de informática en la nube: se accedía a ellos a través de modems de 300 bauds. Arpanet, el predecesor del Internet, manejado por la Universidad de Michigan, era el nuevo mecanismo mejorado de acceder a servidores en la nube.
La entrada en escena de los Commodore PET, Apple II y especialmente el IBM-PC lo revolucionó todo. Ahora todos queríamos ser nuestros propios productores de computación; estar liberados de las viejas ataduras de la computación a distancia, pudiendo utilizar los recursos las 24 horas, sin aumentar el costo. De esta forma las empresas medianas y pequeñas accedieron a la computación para contabilidades y control de inventarios, así como para hacer modelos de negocios con herramientas como el Visicalc (una especie de Excel) y mejorar la correspondencia con el Wordperfect.
En 1999 se fundó salesforce.com, que ofrecía una plataforma SaaS y que fue decisivo en la popularidad de esta. Ya anteriormente rocketmail.com y hotmail.com batallaban en las aplicaciones webmail (rocketmail.com fue vendido a Yahoo en 1997). No deja de ser paradójico que estemos cerrando el círculo y volvamos a la tecnología manejada a distancia, a programas o servicios telefónicos que no se mantienen en el local de uno, sino en servidores externos al lugar y a la empresa. Pero para ello hay importantes motivos:
I. Nuevas versiones. La principal ventaja del SaaS, el predecesor a la tecnología en la nube, es que el software se mantiene actualizado sin que el usuario tenga que hacer nada. El IOS acaba de subir al 7 y todos hemos tenido que actualizar el Office. Pero los usuarios de Salesforce.com han tenido mejoras tras mejoras sin cambiar nada. Los usuarios de nuestro fax ahora reciben un segundo documento con el reconocimiento del texto del fax; no han tenido que cambiar nada. Los cambios a los que Google nos tiene acostumbrados en Gmail ilustran el punto. Un corolario es el mantenimiento, a cargo de la empresa de servicios. Es incontable el número de centralitas telefónicas que se encuentran en las empresas españolas que nadie se atreve a tocar.
II. Seguridad. Los datos se mantienen en un lugar seguro y con backups regulares. Sólo la información pertinente a la transacción en curso es transmitida. La interfaz de usuario es mantenida por el proveedor y las peticiones de información son contrastadas con las necesidades en cada momento.
III. Poder de computación. Particularmente importante con los smartphones, que tienen capacidades limitadas. Siri recoge la voz del micrófono y la manda a Apple para su análisis; Apple devuelve el resultado. El iPhone por sí solo no tiene capacidad para el “speech-to-text”.
IV. Un Internet ubicuo: flexibilidad. El Internet en todos lados, confiable y rápido, ha permitido mantener los servidores fuera de la oficina. Ahora con los smartphones y la tecnología 3G/4G el acceso a sus programas y datos puede ser obtenido desde cualquier parte. Usted puede ver un inventario o recibir un fax en la oficina del cliente (o en el apartamento en la playa).
V. Porque se puede. Desde hace unos 8 años ha habido un gran tirón en la tecnología de los Data Centers. Google, Facebook, Microsoft y Amazon principalmente han construido enormes centros de datos, cerca de lugares donde la electricidad es barata y hay mucha fibra óptica. Estas empresas mantienen equipos especializados en optimizar todos los aspectos de estos centros, en particular muy importantes como consumir menos electricidad y como disipar el calor de los servidores. Igualmente importante ha sido la incorporación de la tecnología de los servidores virtuales que popularizó Vmware. Amazon tiene un segundo negocio más importante que la venta de libros, que es el alquiler de servidores virtuales “en la nube”: AWS.
No todo son ventajas con la nube. Si se cae el Internet no sabemos qué hacer y mucho menos acceder a nuestros correos en Gmail. Si además se tiene Googledocs en vez de Office… En el caso de los servicios de telefonía de la empresa en que trabajo, las llamadas se seguirían cursando pero no se podría acceder al panel de control para realizar cambios ni acceder al instante a los buzones de voz, faxes, etc. que se estén produciendo.
La otra gran desventaja de la tecnología en la nube es cuando las empresas quiebran o abandonan mercados. OVH, una de las nuevas telecos francesas, acaba de abandonar el mercado español precipitadamente dejando a sus clientes al aire. La portabilidad de líneas ha permitido solucionar el problema a sus clientes ya que otras empresas se han posicionado para captarlos. Pero qué ocurriría si se mantiene la contabilidad o el CRM en una empresa en la nube y ésta quiebra precipitadamente de la noche a la mañana: lo mismo que si se le rompe el disco duro y usted no mantiene backups.
También está el tema de quién tiene el acceso a la información. Si usted mantiene sus documentos en Word en su ordenador, estos no son tan fácilmente accesibles como si los mantiene en Google. Y eso es una ventaja y una desventaja. La reciente publicación de las actividades de la NSA lo ha puesto de manifiesto, pero no solo esto: si la Agencia Tributaria quisiera ver sus emails, ¿no preferiría que se los pidiesen a usted en vez de a Google?
Económicamente el software en la nube normalmente se alquila mientras que el instalado se compra. La regla general es que el alquiler de 3 años equivale al precio de un producto similar. Aquí yo me decanto por el alquiler que especialmente a las empresas jóvenes les produce mucho menos desembolso inicial y las actualizaciones ya vienen incluidas. Es mucho más sencillo cambiar de proveedor en la nube que si se compra el software/hardware, lo cual hace que estos se mantengan competitivos y sensibles a sus necesidades; y si no se puede cambiar.
Los servicios “en la nube” están aquí para quedarse (¿alguien no quiere Google Maps?). Pero esto no significa que todo tenga que ser trasladado a la nube y por supuesto hay que tener mucho cuidado de hacerlo antes de tiempo, antes de que la tecnología esté disponible para ello. Marc Andreessen profetizó en 1995 que el navegador era el nuevo sistema operativo, habló demasiado pronto, avisó a Bill Gates y Microsoft se comió a Netscape en 4 años.
Fdo.: Diego Betancor, cofundador de Telefácil.