Europa promueve los estándares abiertos
Asegurando que pueden ahorrar más de 1.000 de euros al año al sector público, la Comisión Europea pide que no se dependa de tecnologías propietarias.
Europa ha publicado una nueva guía con la que pretende evitar que el sector público se vea dependiente de tecnologías propietarias mientras asegura que utilizar estándares abiertos puede ahorrar más de 1.000 millones de euros al año.
Esta nueva política, que la Comisión Europea anunció ayer, propone utilizar estándares abiertos, y no herramientas, sistemas o productos en general asociados a una compañía. La Comisión cree que los procedimientos de licitación con estándares abiertos atraerán a más concursantes y mejores ofertas de valor.
Para Neelie Kroes, vicepresidenta de la Comisión Europea, “los estándares crean competición, generan innovación y ahorran dinero. La guía publicada hoy quiere ayudar a las autoridades nacionales a provechar todas las oportunidades para la innovación y la eficiencia”.
La propuesta también quiere fomentar el uso de estándares, lo que a su vez facilitará el intercambio de datos entre sistemas públicos de los diferentes estados miembros.
La Comisión reconoce que a la mayoría de las organizaciones les falta experiencia para decidir qué estándares son relevantes para sus necesidades de TI, o temen que los costes pueden ser demasiado altos.
La guía pide a los trabajadores del sector público que eviten el uso de nombres de marcas y tecnología propietaria cuando identifique productos; que se lleven a cabo evaluaciones periódicas de los productos de TI y que se desarrolle una lista de estándares recomendados y otras especificaciones técnicas como parte de la estrategia TI global.
Además, se advierte que ya que los estándares y las especificaciones técnicas a menudo se muestran en lenguaje natural, no es común que hay diferentes interpretaciones.
Para apoyar a las autoridades, la Comisión Europea “organizará encuentros con autoridades públicas, proveedores, organizaciones de estándares y sociedad civil” de forma que las organizaciones públicas aprendan unas de otras y adopten las mejores prácticas, “buscando problemas comunes y sugiriendo soluciones comunes”.