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General Motors o GM introducirá en dos años su primer coche que podrá comunicarse con otros vehículos para evitar accidentes y reducir la congestión del tráfico, según anunció públicamente ayer la presidenta ejecutiva de la empresa María Barra. En el mismo período de tiempo, GM también presentará una tecnología más avanzada que permitirá la conducción automática en algunos casos.

En 2016, GM venderá un modelo de de su marca Cadillac CTS en 2017 y que vendrá equipado con una tecnología capaz de conectarlo con otros vehículos que estén equipados con sistemas similares. Dijo la líder de GM que se cree que aún puede tomar mucho tiempo conseguir introducir esta tecnología de forma general en todas las marcas.

Por su parte, en el año 2016 GM espera lanzar un vehículo llamado Súper Cruise que podría conducirse de forma automática tanto en carretera como en ciudad.

De acuerdo con Barra, General Motors está trabajando en “los problemas cotidianos que la gente quiere resolver”, mediante el automatizado de los vehículos, que estarán conectados en un futuro próximo.  Como explica Reuters, compañías automotrices, académicos y agencias gubernamentales en todo el mundo están trabajando para desarrollar cámaras, sensores, radar y otras tecnologías que permiten a los vehículos y la infraestructura circundante como semáforos alertar entre sí acerca de las condiciones de conducción cercanas.

La industria está desarrollando funciones tales como el frenado ante un choque inminente y la posibilidad de conducción automática en ciertos casos. Sin embargo, GM y otros fabricantes de automóviles han hecho hincapié en que, incluso con la conducción manos libres, los conductores serán responsables y necesitarán mantener la atención en la carretera.

A pesar de que Google lleva tiempo probando un vehículo que sería autónomo, María Barra ha declarado que la comercialización de un vehículo totalmente automatizado puede tomar hasta una década para su buen desarrollo. Además, la presidente de la empresa de automóviles añadió que los estudios apuntan a que el tráfico hace que los estadounidenses urbanos viajen 5,5 millones de horas de más y necesiten comprar un extra de casi 11 millones de litros de combustible al año.