Latinia, compañía especializada en la fabricación de software de procesamiento de eventos en tiempo real para la banca, anunció su inversión en Ábaco, fintech SaaS con presencia en Colombia y México que facilita el acceso al sistema financiero a personas no bancarizadas gracias al desarrollo de un software optimizado para generar historial crediticio, cuya ausencia representa una barrera para millones de trabajadores para acceder a herramientas de crédito.
Para Oriol Ros, director de desarrollo corporativo de Latinia, “Creemos en el modelo de Ábaco, además de por interesante, porque se trata de un proyecto con propósito: hacer visible a la banca tradicional un mercado de centenares de millones de personas que nunca han tenido acceso a crédito bancario”. Según McKinsey, el año pasado, aproximadamente el 70 por ciento de la población de más de 15 años no tenía acceso, o sólo restringido, a servicios bancarios.
Ábaco es una startup de alto impacto social enfocada al segmento de la ‘Gig Economy’, que a través de un análisis novedoso del perfil financiero de las personas afiliadas a las plataformas de delivery o freelancers, identifica su comportamiento y construye un historial crediticio. Con esta data, les otorga microcréditos que van desde $100.000 hasta el $1.000.000 pesos bajo un esquema de bajas tasas o intereses inexistentes. A partir de su conducta el software va depurando y optimizando distintos indicadores como la tasa de mora, data que proyecta a segmentos mayores, por afinidad sociodemográfica y de comportamiento.
El impacto del COVID ha doblado además las flotas de trabajadores de la gig-economy, pues el delivery se ha convertido en una actividad esencial, irreversible por su conveniencia y comodidad. Ábaco se encuentra trabajando ya con Rappi, Denario, Picap o Mensajeros Urbanos. Llegar a este segmento de la población significa atender el alma de la economía de muchos países”, explica Victoria Blanco Alegría, fundadora y CEO de Ábaco.
“La banca tradicional tiene modelos de ‘score’ que no cuentan con información suficiente para medir este segmento de clientes y permitirles tener acceso a crédito. La inclusión financiera sólo será posible si se establece un puntaje personalizado, que se ajuste a sus modelos laborales y actividades económicas en las se desempeñan las personas, para así interpretar sus necesidades”. concluyó Blanco Alegría.
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